Si eliminamos de la discografía de Soulwax su trabajo del año pasado, que fue un trabajo por encargo para un soundtrack, el en vivo que lo precede y su disco de remixes de 2007, tenemos básicamente una carrera de cuatro discos, que en realidad es uno, partiendo de la premisa de que el grupo encabezado por los hermanos Dewaele se volvió un monstruo de la pista con el Nite Versions de 2005, un rework brutal de su antecesor, el no menos increíble Any Minute Now.
Más de diez años han pasado, mismos en los que Soulwax ha incendiado las fiestas de todos los rincones del planeta, a punta de bajos pornográficos y batacazos gordos enfocados a explotar las posibilidades del rock y la electrónica bailable. Doce años en los que ya sea como Soulwax o bajo su faceta de mezcladores-bestia (2 Many DJs), los Dewaele se sumergieron a sacarle provecho al beat, los sintes y las frecuencias más sexys de la música moderna de casi todo el orbe. Su capacidad para hacer bailable casi cualquier cosa sin perder es innegable y su huella imborrable.
Sin embargo, durante los últimos años, Soulwax ha venido perdiendo huestes debido a un set bien conocido y el cambio de la música en la pista, en donde el dubstep y el trap han ganado mucho terreno, amén de la incesante evolución que ha tenido el house y el techno en todo el mundo.
Este año, Soulwax ha regresado al mapa con material fresco, uno que desde hace meses ya atisbaba el rumbo del conjunto belga: canciones más estructuradas, sintéticas y con una agresividad disminuida. From Deewee por fin ve la luz y las recepciones han ido viajado desde el reconocimiento total por parte de los amantes de la electrónica de sintetizadores setenteros más enfocados a la sensualidad y el ritmo acompasado, hasta la total decepción de aquellos que esperaban más sudor y deschongue para el cuerpo.
From Deewee es un disco en el que se percibe el paso de los años y en el que el énfasis en las baterías es el actor principal. Doce cortes breves que circundan los 50 minutos, en los que Soulwax apuesta más por un refinamiento en la producción y la construcción de rolas con un acercamiento pop, que por el revisitamiento a los bajos ochenteros y la destrucción discotequera de atrás tiempo.
Sin embargo, para quien piense que este es un disco flojo o más calmo, habría que dar el beneficio de la duda al verlo en vivo, ya que la construcción a dos baterías, con secuencias retrofuturistas y sintes juguetones podría reafirmar un sello de la casa, que augura una brutalidad mayor a la hora del en vivo, el aspecto fuerte de la banda.
Un disco sencillo, el cual se grabó en una sola toma y que se inspiró en Transient Program For Drums and Machinery, nombre del show que Soulwax estuvo presentando en algunos puntos durante 2016. Un disco más para escuchar que para bailar y que además funge como una suerte de eslabón perdido entre sus dos primeros trabajos, los más indies e inocentes Leave The Story Untold (1996) y el gran Much Against Everyone’s Advice (1998), y su probado colmillo enfocado al baile.
Si bien la escucha de From Deewee se deja ir casi de una sola toma, el octavo disco de Soulwax se deja querer y deja que se disfrute y se le descubra cosas nuevas con cada escucha. Reminiscencias sci-fi, guiños al primer LCD Soundsystem y un amalgamiento más convencional, From Deewee es un regreso decoroso que enfrenta con elegancia los nuevos tiempos, con un disco que se parece a muchas cosas y abreva de lo ya escrito, convirtiéndolo en un álbum disfrutable y hasta memorable al oído atento, el cual sabrá apreciar el sello de Soulwax, virando un poco más hacia la canción.
¿Nuestros tracks favoritos? Trespassers, The Singer Has Become A Deejay, Here Come The Men in Suits, que son parte de la última parte del disco, en donde se sueltan un poco más, a punta de vocoder, baterías bien colocadas pero no con músculo obeso y sí una finura trabajada. Un buen disco que huele bien pero que habrá que probar en vivo para apreciarlo en su justa medida.
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